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Román Andrés

Soy arquitecto y ejerzo de forma independiente desde 2003. A lo largo de estos años, he tenido la oportunidad de trabajar en proyectos muy variados, adaptándome al entorno en el que me ha tocado intervenir. Desde viviendas particulares hasta edificios públicos, pasando por rehabilitaciones, urbanismo, ordenación del territorio o iniciativas ligadas al medio ambiente y el desarrollo rural. Me interesa todo lo que tiene que ver con mejorar el entorno que habitamos.

En los últimos años, también colaboro en actividades formativas con la Universidad de Salamanca, compartiendo experiencia y aprendiendo en el camino. Hasta julio de 2017 compartí estudio con Roberto Silguero Ayuso, compañero y coautor de muchos de los trabajos realizados en esa etapa.

Román Andrés

Soy arquitecto y ejerzo de forma independiente desde 2003. A lo largo de estos años, he tenido la oportunidad de trabajar en proyectos muy variados, adaptándome al entorno en el que me ha tocado intervenir. Desde viviendas particulares hasta edificios públicos pasando por proyectos de urbanismo, rehabilitaciones, ordenación del territorio e iniciativas ligadas al medio ambiente y el desarrollo rural. Me interesa todo lo que tiene que ver con mejorar el entorno que habitamos.

En los últimos años, también colaboro en actividades formativas con la Universidad de Salamanca (USAL), compartiendo experiencia y aprendiendo en el camino. Hasta julio de 2017 compartí estudio con Roberto Silguero Ayuso, compañero y coautor de muchos de los trabajos realizados en esa etapa.

Vivir la arquitectura desde lo cercano

Durante los años que llevo trabajando como arquitecto, he comprendido que la verdadera satisfacción llega cuando ayudas a resolver problemas a las personas. No me refiero solo a la forma o al diseño: hay muchas maneras de encontrar soluciones. Un salón bien orientado para que el sol llegue a la zona de descanso, o un documento presentado a tiempo, pueden ser igual de valiosos. La formación del arquitecto permite afrontar situaciones muy diversas: algunas muy tangibles para quienes necesitan ayuda, y otras de carácter administrativo que, aunque solo existan en el papel, también sabemos resolver.

Cuando trabajas en un entorno alejado de las grandes ciudades, tu profesión se convierte en un auténtico cajón de sastre de posibilidades. De todas ellas, los proyectos más satisfactorios son aquellos en los que se establece un vínculo con las personas que habitan y gestionan estos espacios. En esos casos, te conviertes en una herramienta al servicio de sus objetivos. A veces coinciden con lo que tú habías imaginado; otras, no. Pero tu labor consiste en llevarles a donde quieren llegar, orientándoles con tu experiencia a lo largo del camino.

Si repaso mi trayectoria, veo que he abordado de forma intensa los trabajos más representativos del arquitecto: edificaciones residenciales privadas para empresas y familias, edificios para administraciones públicas, rehabilitaciones y reformas, así como restauraciones de elementos protegidos del patrimonio cultural, urbanismo, planificación y medioambiente.

También he participado en iniciativas de participación ciudadana y voluntariado en propuestas urbanas de tipo bottom-up, de la mano de asociaciones como ZOES, en el Barrio del Oeste de Salamanca. Además, estoy implicado en la formación universitaria de posgrado y en proyectos de difusión e investigación. En los últimos años, me he interesado y he colaborado en propuestas propias y en el desarrollo de sistemas para la captura de datos urbanos, tanto en el ámbito de la edificación como en su aplicación a la inteligencia artificial, con el objetivo de mejorar la vida de las personas, siempre dentro de un marco ético en áreas como machine learning, big data o IoT.